domingo, 25 de julio de 2010

Clase de flotación II


Cuando estamos muy enamorados (contentos) o muy tristes por haber sido abandonados, o, más en general, con ganas de matarnos porque nos sentimos solos o por la razón que sea, convendría no hablar demasiado, no escribir mucho, no hacer alarde sino más bien optar por la discreción. Lo digo por experiencia y no en el afán de dar buenos consejos. En esos estados de exaltación o de grieta recuerdo haber escrito fabulosas tonterías. Hablo, pienso y escribo mejor en los momentos neutros que podríamos llamar de flotación. Cuando hago la plancha con la mente en blanco en el agua y en la vida. Lo ideal es no tratar de expresar nada importante o solemne. Tampoco dar lecciones. La estrategia consiste en hablar por hablar, distraídamente, dejándose guiar por el deseo de seguir flotando y permanecer quietos en la superficie. Entonces sí. Ninguna duda. En situaciones como esa debemos llevar la palabra a la cama y fecundarla sin miedo, con ganas y, sobre todo, con verdad.
L.

2 comentarios:

  1. En la danza, el equivalente es lograr esa "velocidad crucero" en la que el danzante desaparece para fundirse con la música y el movimiento.. por más new age que suene, es ese momento en el cual se entretejen las energías del universo, cuando el danzante se toma de los haces de luz cual tarzán de las lianas, cuando podemos sentir que hay algo esencial y común más allá de nuestro limitado entendimiento...
    Momento sublime para cualquier artista y para todo aquel que lo pueda apreciar.
    Gracias por recordarlo
    LH

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  2. En el caso de que la persona que escribe sea mujer, ¿también debería fecundar a la palabra con buena puntería?
    e

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