Solemos desear lo que se nos escapa al tiempo que despreciamos lo accesible. ¿La vida está en otra parte? ¿Por qué nos cuesta tanto admirar lo cercano? Hasta cuando lo aceptamos creemos que en otro lugar y con otras personas estaríamos mejor. Ese razonamiento suele estar en el origen de las infidelidades y de la generalizada pasión por viajar a cualquier parte. Queremos escapar de lo que está y salir a la caza de maravillosas lejanías. Pero la vida (la única posible) está aquí. En esta parte. Acaso debamos aprender a amarla justamente en su elocuente proximidad. No por estar cerca y presente será menos enigmática, encantadora y deseable.
L.
L.
Fastuosamente cierto!...mi vida está aquí a pesar de todos los intentos por huir de ella. Aún me queda un rasgo de lucidez para vivirla.
ResponderEliminarSí, eso es madurar
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