sábado, 17 de julio de 2010

Elogio del marxismo


El problema no es Marx sino los marxistas. El problema no es Freud sino los freudianos. Y así con todo. Si volvemos a las fuentes descubriremos que somos marxistas sin saberlo. Si bien la sociedad prevista por el autor de El capital no se concretó (y los intentos se frustraron) el marxismo penetró con tal fuerza en nuestras vidas que resulta difìcil negarlo. La idea de alcanzar una sociedad justa donde trabajo, arte y belleza puedan desplegarse sigue siendo irrenunciable. La idea de conciliar historia y razón también. La libertad poética, social, política, sexual, espiritual nos sigue impulsando hacia adelante. La lucha de clases no ha terminado. Tampoco la división mundial entre opresores y oprimidos. Esa realidad no termina aunque el antiguo proletariado cambie de nombre y forma. Y aunque la burguesía se disfrace de simpatía y buen gusto. Es temprano para juzgar. Históricamente todo es muy reciente. Y el porvenir es largo. Si un amor fracasa no fracasa el amor. Y si una revolución es traicionada no está todo dicho aún.
L.

3 comentarios:

  1. Haría extensivo este tema respecto de la Iglesia. Sacerdotes equivocados no deberían invalidar el mensaje cristiano, pero ocurre. Y no niego que sea comprensible pero se trata para mí de discernir la verdad de lo dicho de quien tal vez lo diga pero no pueda luego aplicarlo. Graham Green, escritor inglés convertido del protestantismo al catolicismo logra en "El poder y la gloria" plantear la cuestión. El cura pecador tendrá que dar cuenta de sus pecados pero aquellos a quienes él hubiera perdonado en nombre de Dios serán salvados. Los valores de la Revolución Francesa también fueron incuestionables sin embargo fueron bañados en sangre antes de haberlos comprendido cabalmente.Creo por eso también que si un amor fracasa no fracasa el amor y encuentro con O. que este post es esperanzador.
    Graciela B

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