La vida es sonora aún en el silencio. Lo demostró John Cage en un concierto sin concierto. Había presentado en vivo una obra pianística en tres partes que quedó en la historia con el nombre de su duración: 4 minutos y 33 segundos. El músico se limitó a indicar el cambio de un movimiento a otro cerrando y abriendo la tapa del piano al final de cada parte. En el medio dejó apenas que se oyeran en la sala los sonidos que colmaban el teatro y sus alrededores, gotas de lluvia incluidas. De ese modo el público observó -al sobreponerse del show no realizado- que una comunidad de sonidos, voces y silencios nos rodea en donde quiera que estemos.
L.
Este texto me recuerda el tema "Los sonidos del Silencio" de Simon & Garfunkel en "El Graduado" cuando Hoffman está en la piscina debajo del agua. La música no podría existir sin los silencios. Sin embargo tendemos a escaparle al silencio,nos cuesta entender que no es sinónimo de soledad solamente sino de introspección, serenidad y descubrimiento.
ResponderEliminarNos rodea y nos habita. Voy a prestarle más atención.
Graciela B