lunes, 26 de julio de 2010

La isla desierta


Escribir en un blog es como buscar pareja por internet. Un emprendimiento vano cuando no una gigantesca pérdida de tiempo. No niego que alguién pueda encontrar al amor de su vida en la red. De hecho ha pasado. Las revistas cuentan lindísimas historias al respecto. Tampoco digo que el sostenimiento de un blog como Suspendelviaje o cualquier otro no deje satisfacciones, contactos, intercambios enriquecedores, algunos textos valiosos. ¿Pero con qué objetivo encarar un monólogo sin fin ni destinatario visible? ¿Tiene razón el náufrago en arrojar su única botella sana a un mar incierto y plagado de amenazas? La respuesta (si es que existe) encierra una incógnita fundamental. Uno se sigue preguntando por qué hay tantos rostros anónimos y desesperados de hombres y mujeres en lugares patéticos como te busco o en los sitios de encuentro en msn, linkedin y similares. Alguna razón debe haber para que los mal llamados bloggers nos asociemos, entre escépticos e irónicos, al club de los corazones solitarios. Unos y otros somos náufragos que, aún dudando seriamente del acto y su sentido, arrojan al agua y en botella cerrada el mensaje que alumbraron en la isla desierta.
L.

2 comentarios:

  1. Creo que echar una botella al mar es un acto esperanzador. Quien lo hace supera el para que y apuesta igual a un encuentro que no sabe si se producirá pero lo intenta. Martin Buber primero y Vinicius después decían que "la vida es encuentro".Es verdad que tal vez un blog tenga otros condimentos y a veces permite que esa intención se empañe. Aún con ese riesgo cuando se tiene tanto para decir, pensar y compartir como lo que en este blog se ofrece me alegro que haya quienes salgan de la isla desierta en una botella o en una pantalla enfrentando el mar o el ciberespacio intentando generar encuentros.
    Graciela B

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  2. Creo que de haber alguna respuesta, sería que invertimos pasión en escribir (o leer) un blog. Así como en todo, la pasión otorgada, vuelve como una red de peces. Algunos peces vuelven al río, otros son atrapados por la red y es allí donde surge un nuevo vínculo. Estamos aquí para leer, para ecribir, para aprender algo más, para incorporar una idea nueva, para pensar en estas u otras cosas. De alguna manera pedimos vincularnos, mediante un blog, una carta, una botella al mar.

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