Una modelo famosa de la que soy amigo hace años me dice que por ahora seguirá siendo un producto a la venta. Me dice que es triste pero es así. Me dice que no le tiene miedo a la tristeza. Me dice que el supuesto amor de su vida la dejó por eso. Porque no soportaba que ella arruinara su careta perfecta y ciega a los verdaderos sentimientos. Me dice que ha resuelto fingir. Me dice que a veces conviene que la procesión vaya por dentro. Me dice que de esa forma se ahorrará la mirada reprobatoria de personas que viven aceitadas contra la verdad. Cuidado, le advertí citando a un poeta.
La gente de por aquí se ha convertido en la gente que finge ser.
L.
L.
Siempre se obtiene algún beneficio al ocultarse la verdad. Se evitan confrontaciones, se evade la mirada reprobatoria de los otros. Pero todo tiene un precio y en este caso es, como dice al final del post, que quien se oculta termina convertido nada más en la sombra que proyecta.
ResponderEliminarLaura.
Vivir sin arriesgarse es casi tan imposible como huir de nosotros mismos. Como suele decirse podemos hacer lo que queramos pero no evitar sus consecuencias. Es inocente creer que podemos mentirnos. La verdad nos alcanza y un día confirmamos lo que siempre hemos sabido: nos fuimos vaciando de contenido y no reconocemos ahora la imagen que nos devuelven los espejos.
ResponderEliminarGraciela B