lunes, 19 de abril de 2010

Cincuenta y tres minutos


Corrijo textos y veo que son muchos los alumnos que escriben la letra q en lugar de que. Escriben gral por general. Ponen km a cambio de la hermosa y distante palabra kilómetros. Los entiendo. Están apurados. No quieren perder tiempo en tonterías. Llamo a una amiga y me dice que no puede hablar porque está en una reunión. Un amigo chileno se disculpa por no haber respondido a un mail que le envié hace un mes debido a que en las últimas semanas estuvo (claro) muy ocupado. No sé qué pensar. ¿Será que no voy al ritmo de los tiempos? Recuerdo una escena de El principito en la cual el niño de los cabellos de oro encuentra un vendedor de píldoras que apagan la sed. Eso supone una gran economía de tiempo, explica el hombre. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran 53 minutos por semana. ¿Y qué se hace con esos 53 minutos? Se hace cualquier cosa, dice extasiado el vendedor. Yo -responde el principito- si tuviera 53 minutos para gastar… caminaría despacito hacia una fuente.
L.

5 comentarios:

  1. Dicen que el tiempo es tirano... y nosotros los boludos que nos dejamos tiranizar.

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  2. en esos 53 minutos,por lo pronto yo, camino hacia la lluvia...

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  3. Genial Maestro, para que apurarse si la muerte igual llega a horario

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  4. En esos 53 minutos, pienso en todo el arte que aún me queda por leer, mirar, escuchar, descubrir.
    Hermoso texto.

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  5. La primera vez que Oscar Wilde visitó Nueva York lo llevaron a conocer un nuevo invento: el teléfono. Cuando le acercaron el tubo al oído y dieron vuelta la manivela, le dijeron, "con esto, en menos de un minuto y medio puede hablar con Boston". El escritor inglés, despues de un silencio, respondió: "Y dígame, ¿hablar de que?"
    Román M.

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