martes, 13 de abril de 2010

El plan subterráneo


Todos tenemos un plan subterráneo. Es él quien mueve los pasos. Él y nadie más. Insensiblemente nos conduce a regiones imprevistas, sucias, inmorales. Nada podemos hacer para frenarlo. La sociedad nos empuja en dirección contraria. Trata de educarnos en los valores indudables del otro plan. De ese que anotamos en la agenda, del que llevamos a cabo diariamente, del que figura en los carteles de toda la ciudad. De pronto recordamos algo que deseábamos olvidar. O subimos a un tren con destino improbable. O anotamos un nombre olvidado en la reseca pared. Es inútil confrontar, poner la radio fuerte, mirar hacia otro lado, reírnos como idiotas. Ningún proyecto sirve para nada. Detrás del muro se oye una música irresistible. Hacia ahí debemos ir. Hacia el callejón prohibido por la ley del mundo. El camino se alimenta de la falta de caminos. Es cierto que podemos perder el equilibro. Sufrir. Pasarla mal. Pero el plan subterráneo enferma para bien. Ya es hora de entregarnos.
L.

2 comentarios:

  1. Quizás el plan subterráneo sea el inconsciente, el deseo reprimido, no sé si entendí bien pero creo que lo que escribiste tiene que ver con eso. Muy interesante la idea del plan subterráneo. Nunca lo había pensado.
    Mariana

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  2. Sí, debe ser el inconsciente. El mundo conspira para que no identifiquemos el deseo. Por lo general lo querido está mal visto. Si no se siguen las buenas maneras, la sociedad podrá ir excluyendo a esa persona que trabaja y se esfuerza por crear y crearse.

    Jimena Galán

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