viernes, 30 de abril de 2010
Debut masculino
Es curioso descubrir que en las sociedades primitivas el hombre que iba a casarse tenía pánico a la desfloración. Este acto era considerado tabú. Entonces el varón le pedía a otro integrante de la tribu que se ocupara de la ingrata labor. Prefería no casarse con una virgen. O sea que desvirgar a una mujer era considerado antiguamente como un desastre, una desgracia, la violación de un bien sagrado. Ahora es distinto. El hombre que cree destruir el himen -cosa que en realidad no ocurre… pero esto será tema de otro posteo- se siente dueño de su masculinidad. Pero a la vez tiene miedo de fracasar, hacer mal, destruir algo inviolable. Hay una mezcla de violencia y miedo masculino a la hora de desflorar. Para los chicos y no tan chicos, de todos modos, es importante debutar. Muchos lo hacen con la empleada doméstica de la familia. Ese acto suele ser organizado secretamente por papá quien seguramente probó antes la mercadería. Otros van con putas. Los más afortunados debutan con la novia. A los fines prácticos el miedo y la violencia están siempre ahí. Pero eso sí. Tarde o temprano, con la invalorable ayuda de las circunstanciales compañeras de cama y amor, aprendemos y mejoramos notablemente. O no. Ellas dirán.
L.
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Benditas compañeras de cama.
ResponderEliminarLo de la mucama es cierto. A mí me pasó.
ResponderEliminarMauro.
También el Che Guevara debutó con la empleada doméstica de su amigo Calica. Esto lo cuenta el propio Calica en su libro. Hasta da el detalle de que los amigos del futuro guerrillero espiaron su debut por la puerta entreabierta. Muchos años después Ernesto Guevara debutaría en una situación un poco más complicada y heroica.
ResponderEliminarHugo Ferrer
Sea como sea y con quien sea, el hombre es muy pelotudo. Menos mal que está la mujer...
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