Hace un par de horas estaba en la antesala de un quirófano y cambié unas palabras con una mujer que iba a ser operada. Yo venía de vivir una experiencia similar que se había producido un rato antes y le dije lo primero que se me ocurrió. No pasa nada, le dije. Nada en absoluto. La mujer sonrió aliviada pero no se quedó tranquila. Temblaba. El problema es después, dijo sombría. Entonces yo (que vengo afilado de tanto pensar y pensar para este blog) le hablé de manera enigmática y aún mesiánica. Después es ahora, le dije. Mientras volvía a mi casa pensé un poco más en esa idea. Tenemos la tendencia a suponer que en el futuro caerán piedras de punta sobre nuestras cabezas. ¿Y si viéramos las cosas de otro modo? Creo que la vida sería distinta y mejor si pusiéramos toda la energía en el instante presente. En ese instante que para los budistas es todos los instantes. No hay después. La vida es ahora. Y el futuro ya llegó.
L
Me animaría a aportar: SIEMPRE es ahora.
ResponderEliminarCuanto antes lo entendamos, tanto mejor.
Se cambiarían muchas cosas si pensáramos de esa manera. El sistema se caería a pedazos.
ResponderEliminar¡Volemos más alto!
aunque estoy de acuerdo con que la vida es ahora, es casi imposible no pensar en el futuro. mas alla de que actuemos en el instante, todos los instantes, siempre habra un futuro y la preocupacion por ver como este sera afectado por lo que hicimos o no a tiempo
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