viernes, 9 de abril de 2010

De eso no se habla


Mi tía Clara intentó ocultar su embarazo durante varios meses. Al final no pudo más. Cuando mi abuelo se enteró de lo que consideró una deshonra grave la echó de casa. Ni mi abuela ni mis otras cinco tías hicieron nada por defenderla. Al final terminó pariendo en un parque frente a la iglesia. El niño lloraba. Mi tía tenía hambre. No había nadie en el pueblo dispuesto a ayudarla. Así que volvió a la casa paterna y pidió perdón. Mi abuelo la recibió y empezó a tratarla como a una empleada doméstica. Luego como a una enfermera. Al final (dicen) quiso a su nieto y se sintió orgulloso de que gracias a él podría perpetuar el apellido. Pasaron unos cuantos años de la historia. De eso no se habla en el hogar. No me atrevo a preguntarle a mi tía si ya quedó todo olvidado. Como suele suceder en la familia, ella no sabe que yo sé. Y si lo sospecha mejor me hago la tonta y hablo (por ejemplo) sobre lo raro que está el clima últimamente.
Andrea

4 comentarios:

  1. Tu tía, Andrea, no debió regresar. Menos aún pedir perdón porque no había cometido ningún delito. Sí lo cometieron los que no la ayudaron. Los que la echaron de la casa. Ellos son los responsables. Y de eso debe hablarse. Muy buen post. Tenés el arte de decir con suavidad cosas muy fuertes e intensas.
    Pez

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  2. Lo terrible de la injusticia no es sufrirla sino cometerla. El silencio cómplice también la echó de la casa. Podría pensarse que su regreso a la familia hubiera sido el símbolo para todos de la comprensión y aceptación mutua. Pero cuando las manchas no se integran a la vida el clima no deja de estar raro.
    Graciela B

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  3. Mi abuela me maldijo cuando ¿yo? estaba en la panza de mi madre. Mi madre se casó para desteñir el pecado (no funcionó).

    Hoy soy lo que mi abuela dice querer más en el mundo, estoy segura de que ella no entendería ningún tipo de reproche, no recuerda o no quiere recordar. Como dijo Andrea, ella no sabe que yo sé. Todos nos convertimos en agentes siniestros de la historia, la ficción permanece como sostén de una realidad demasiado dolorosa.

    Como alguna vez dijo Luis, nunca decimos lo que queremos decir.

    J.

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  4. Aunque no fui la primera en embarazarse sin casarse en mi familia, si fui la primera ( y la unica) que dio la noticia con alegria, orgullo y sin noticia de proximo matrimonio. Todo lo contrario, a la vez habia terminado con el padre del niño. Mi familia se volco en apoyo ,ayudas y atenciones para mi como no lo habian hecho con nadie mas, y mi niño es especialmente querido por muchos. Creo que, en mi caso particular, sirvio la ocacion para hacer el tema mas liviano,para sanar los viejos errores de algunos, o para evitar repeticiones.

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