Le dejé en el fuego varias horas y estalló. Empezó a perder agua por todos lados. Murió. Era una pava llena de recuerdos. No lo pudo soportar y a su manera dijo basta. Esa pava estuvo en la playa de mi infancia. Me acompañó por caminos borrados por la lluvia. Vio demasiado y eso le hizo mal. No tenía opción. Debía terminar como terminó. Donde hubo fuego ni cenizas quedan.
L.
L.
Se le pone agua a la pava, Maestro. Estalló por que estaba sola, fane, descangallada. Y si además de todo eso usted no le pone agua, la pobre no puede hacer maravillas.
ResponderEliminar¿Qué habrá distraído tu atención durante horas para no registrar a la pobre pava?
ResponderEliminar¿Qué juego maravilloso, qué texto magistral, qué novela?
Recuerdos de algún día inolvidable, quizás.
O una película, ¿Amarcord?
Pobre pava... que descanse en paz. Se lo merece.
Nada de lectura, Claudia. El Maestro ya está armando el equipo para el mundial. Eso lleva mucho tiempo
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