Con un amigo solemos decir que tal o cual mujer tiene dos buenas razones para interesarse en ella. Las tetas (evito el horrible neologismo lolas) estimulan el apetito del bebé y también del adulto. Semejante fervor obedece a razones similares. Los enemigos del psicoanálisis deberían admitir que no habría razón alguna para que a los hombres nos atraiga tanto esa doble ofrenda si no fuera por la evocación inconsciente del pecho materno, de su calidez, de la leche redentora que fluye del pezón. Vistos como objeto sexual o como vehículo de amor y alimento los senos pueden caer pero nunca decaer en su reconocido prestigio. Tanta fama confunde a algunas chicas que tristemente se operan ahí suponiendo que el tamaño y la dureza garantizan algo a la hora del amor. Lamento decepcionarlas. No importa que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo, dice con razón Oliverio Girondo. Lo que no se les puede perdonar (aún a las más hermosas) es que no sepan volar.
L.
L.
No pueden volar. Se hacen tetas grandes, colas enormes, es mucho peso, Maestro.
ResponderEliminarPensé que era el único obsesionado con las tetas...
ResponderEliminarAhora me siento menos solo.
Diego S.
mis tetitas y yo agradecemos este post.
ResponderEliminarhay distintos tamanios y formas de tetas y varios colores de pezones. por que operarse para que todas sean iguales? nada con mas caracter y personalidad que andar, sin ser narcisista, orgullosa de quien una es.
ResponderEliminarO.
Miguel, me hizo reír tu comentario.
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