Los escritores (las personas en general) deberían evitar las frases hechas. Cosas como testigo presencial, dijo a los cuatro vientos, reír a carcajadas, buen finde, mi más sentido pésame, llorar sin consuelo, sonrisa de oreja a oreja, llovió a cántaros, lo que mata es la humedad, cuidate. En la escritura y en la vida es mejor mostrar y no decir. Aprender por ejemplo a contar (describir) con palabras de este mundo cómo se las arregla una pareja para hacer el amor (expresión carente de sentido) y dejar de lado convenciones modernas del tipo tener sexo o buena química. Despegarse (en fin) del discurso ajeno y construir el propio aunque duela. Cuesta el doble de trabajo pero hay un gran premio al final. En vez de frases hechas propongo a todos manejarse (a partir de ahora) con frases desechas.
L.
Genial Maestro, dejó hilachas de las frases hechas. Que cada uno invente sus propias palabras...
ResponderEliminarY para los que persistan en lo convencional, lo establecido les dejo un consejo: no persistan en la absurdes ( sostener lo absurdo con tozudes)
ResponderEliminarlas frases hechas son aburridas.me siento un perro cuando las oigo,porque ellos,aprendí en este blog,también se aburren.Lo que desconozco es si pueden evitar la hechura de las frases.
ResponderEliminarMR G
¿Cada uno sus propias palabras? Qué quilombo.
ResponderEliminarEl lenguaje es una construcción colectiva, lo que podemos hacer con él es otra cosa. La palabra nos preexiste, llegamos y nos hacemos en oposición a lo que nos rodea. Tal vez sólo por eso, los lugares comunes nos muestran vulgares.
Pero a veces, no hay otra cosa. Es un refugio ante el desconcierto que genera mi falta de imaginación. Mi instinto de supervivencia me estaca en esos lugares. Ni digo, ni muestro, sobrevivo.